lunes, 19 de julio de 2010

Algo habrán hecho por la historia de Chile

Es lo máximo a lo que puede aspirar un programa de televisión: que tras ser visto, el espectador quiera más. Que motive a profundizar en el tema. Que haga prender el computador para googlear lo que acaba de ver. Ha pasado este año con la estupenda temporada de Contacto y sucede con Algo habrán hecho, el programa de TVN que debuta hoy a las 22 horas.

Es lo máximo a lo que puede aspirar un programa de televisión: que tras ser visto, el espectador quiera más. Que motive a profundizar en el tema. Que haga prender el computador para googlear lo que acaba de ver. Ha pasado este año con la estupenda temporada de Contacto y sucede con Algo habrán hecho, el programa de TVN que debuta hoy a las 22 horas y que cuenta la historia de Chile desde la Fundación de Santiago hasta 1910. Con recreaciones prodigiosas tanto en la dirección de arte como en la elección del reparto (se nota la mano del cineasta Nicolás Acuña), la notable voz en off de Francisco Melo y animaciones que pocas veces se han visto con tal grado de eficacia, el programa es una delicia visual y valida el tan desacreditado rótulo “Bicentenario” de TVN, que antes puso en pantalla dos malos chistes como Chile elige o Grandes chilenos, que poco importan si, a punta de porrazos, se llegó a Algo habrán hecho. 

Con un presupuesto que se nota en pantalla -$ 70 millones por capítulo-, el programa le inyecta vitalidad a la historia y se aleja de la solemnidad con que la aborda, por ejemplo History Channel y su espacio Unidos por la historia (que discursea y aburre por partes iguales). Acá, en cambio, se digiere la asesoría histórica que hubo tras la realización y se lleva a la pantalla como en los años 90 lo hacía El show de los libros: como si se tratara de un cuento, pero sin creer que al otro lado hay idiotas viendo televisión. Confiando en la atención de la gente, entrelazando imágenes recreadas y actuales, con narración en off, pero también con los dos protagonistas del programa literalmente apareciendo en escena: Melo y el historiador Manuel Vicuña. La interacción entre ambos, a ratos, se vuelve empaquetada. Poco fluida y libreteada, lo que le da cierto toque paternalista a la emisión. Aunque de ninguna manera empaña la experiencia. 

Tampoco es tan grave un par de licencias que se da la producción: como la muy gore escena en que Lautaro le saca el corazón a Pedro de Valdivia y luego se lo come, pese a que la propia narración reconoce que no hay registros en textos que digan que eso haya sucedido realmente. Solo un golpe de efecto visual innecesario. 

En materia cultural, la televisión local suele estar en deuda. O se va a los extremos. Algunos creen que “cultura” debe ser algo tan serio y aburrido (estilo set con fondo negro y cámara fija para centrar la atención en lo que se habla) o se trata de pasar gato por liebre. Como Mega, que cuando debía acreditar ante el Consejo Nacional de TV (CNTV) que cumplía la norma de dar una hora de programa cultural a la semana, rotulaba a La ley de la selva como tal. O el mismo Consejo, que debe velar por esos contenidos, pero que hace unas semanas envió a TVN una carta felicitándolos por el “aporte a la cultura” que hacía el canal con Esta es mi familia y Guerreros. 

Lamentablemente se cumplió la profecia de la crítica y Sherk Tercero ganó con 30 puntos y Algo Habran Hecho miseros 14 puntos.

Fuente: Árticulo del diario La Tercera. 18 de julio de 2010.



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